Lógica infantil sin respuesta adulta.
El niño pregunta a su padre
el motivo de tanto desmadre,
la razón de tantas sonrisas falsas
que no llevan a ninguna parte.
El niño no sabe
por qué la gente no ríe por las calles,
por qué se inventaron los misiles nucleares,
por qué se ensucian los ríos y los mares,
por qué las modas, porqué los trajes,
por qué invadimos y nos invaden…
El padre no sabe cómo contestarle.
El niño no entiende la razón:
¿Por qué otros niños como yo
pasan hambre?
¿Por qué hay miedo a decir las verdades?
Preguntas sin respuesta…
¿Por qué los adultos, por unas monedas,
pierden la cabeza?
¿Por qué no olvidan la tristeza?
¿Por qué la violencia les parece tan emocionante?
¿Por qué no siguen siendo niños grandes?
El padre no responde, parece no importarle.
El niño es ignorante,
no hay motivos para alarmarse;
son preguntas inocentes de un futuro culpable.
¿Por qué creéis que, cuando nos hacemos adultos, no podemos contestar a las preguntas que plantea el niño? ¿Quizás porque las hemos olvidado o porque no tenemos el valor de responderlas? ¡Espero vuestras "o piñones"! Y, si os gusta, no dudéis en compartir.
¡Desenvaina tu espada
rompe los escudos del miedo,
lanzero de Gaia!
(OsKarTel)
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Es que los niños no temen decir una verdad no es inocencia en sí, quizás un poco y hacen preguntas como para hacernos conciencia. Conciencia de una inocente niñez que aún llevamos dentro y la hemos hecha prisionera del egoísmo la ambición y tantas negatividades que Qué se iban desarrollando a medida que perdíamos esa inocente candidez, esa ilusión de ver una diversión en cada plan
ese deseo de compartir sin reparar con quien, ese vehemencia de sentirse amado y amar a todos y todo lo que le rodea.
Son preguntas para tratar de hacernos ver lo que ellos si ven… que somos mucho más inocentes que ellos; Jugando a la guerra, al jefe, al bueno y el malo, solo que con consecuencias reales y nefastas.
Esa sonrisa franca, con reír de alegría sana, se tornó en sonrisa irónica, retorcida por la ventaja y el mal deseo.
Porque al poeta, al escritor y al altruista se les tacha de locos sin saber que son niños que llegaron a la adultez en plena capacidad de dicernir Lo que los niños se niegan a reconocer; Que los hombres somos los totalmente culpables de todo mal o tragedia que acontece en sus vidas y que los llevamos de la mano hacía un mundo de insensibilidad y destrucción.
Escuchemos a los niños y aprendamos de ellos con sus preguntas nos dan guías.
Gracias amigo OsKarTel, por tan buena reflexión.
Gracias a ti Pavel por este comentario tan interesante.
Me quedo con tu última frase, es la clave de todo. Como bien dices, los niños son la guía que necesitamos seguir los adultos.
Las preguntas de un niño son tan directas que los padres a veces no están preparados para contestar. Un abrazo
Cierto Mamen, aunque quizás los adultos deberíamos preguntarnos a nosotros mismos alguna vez esas mismas preguntas y, lo que es más difícil, contestarlas con el corazón en la mano.
Gracias por comentar.
¡Un abrazo!
Estupendo ; la verdad; pasamos por encima sin reflexionar; el niño no entiende y el padre no quiere entender.Luis
Si este humilde poema sirve para que algún padre o alguna madre quiera entender, me doy por satisfecho.
Gracias por tu comentario Luis. 🙂
El verbo no es poder, sí podemos. El verbo es querer, no queremos. Con todo lo que ese verbo en negativa, implica. Un saludo.
Triste es lo que comentas María pero, por desgracia, así es como actuamos. Has dado con la clave.
¡Gracias por tu comentario!