Si pudieras tener una conversación con tu viejo Yo, ¿Qué le preguntarías? En este cuento te doy algunas ideas.
Si pudieras tener una conversación con tu viejo Yo, ¿Qué le preguntarías? En este cuento te doy algunas ideas.
Literania 2019 el segundo Festival de la lectura. Un maratón que fusiona teatro, conciertos, recitales poéticos, bellas artes y cultura gastronómica, para homenajear la literatura.
Origen: AIEI organiza Literania 2019 evento cultural que promociona la lectura y visibiliza autores noveles
Vuelvo a estar nominado al escrito de la semana en #LyP por mi relato «Erik». ¡Esto es un no parar! ¡Gracias!
Me acaban de publicar un nuevo relato, escrito hace muy pocos días, en la revista Proverso, dirigida por Inma J, Ferrero, a la que doy las gracias de corazón.
El relato se titula
y trata de…
…
…
Os aseguro que os mantendrá en vilo hasta el sorprendente final… y si no lo creéis así, me ponéis a caldo en los comentarios y tan amigos. 😉
Pálpitos en ruta…
Próxima parada: vuestro Kindle… 😉
O piña o piñones 2.0 se alimenta de vuestros comentarios, «o piñones», críticas y alabanzas. Cuando marcáis un «Me gusta», seguís el Blog, lo compartís en las redes sociales…, lo hacéis más y más grande y permitís que cada vez más personas se cuestionen algo más que lo mundano y superficial del día a día. Y Él os lo agradece, porque Él necesita de vosotr@s para sobrevivir tanto como vosotr@s necesitáis de Él para alimentar vuestra ansia de literatura.
¡Seguid dándole de comer!
(… podría estar así por toda la eternidad, GRACIAS)
Madrugada del martes
Simón no durmió bien. Vueltas y más vueltas sobre la cama, sudores fríos… Algún que otro grito se escapó en medio de la noche, desde lo más profundo de su garganta.
“Imagine all the people…”
La melodía que sonaba, indicándole que ya era hora de despertar le sobresaltó. No recordaba haber programado esa canción de los Beatles en la alarma de su teléfono. Cuando se vio reflejado en el espejo, después del ritual diario de aseo, se observó extrañamente radiante. Las eternas ojeras habían desaparecido, sus ojos brillaban como nunca antes, su piel parecía, incluso, más lisa y suave. Una sensación de felicidad le recorría por dentro. No podía (ni quería) evitar que una sincera sonrisa se pintara en su cara.
Mientras desayunaba, silbando, encendió la tele. Sus ojos se humedecieron de emoción cuando vio que los dos líderes más importantes del orbe se fundían en un gran abrazo. No importaba el acuerdo al que habían llegado, no cabía la menor duda de que sería algo maravilloso. No podía ser de otra manera.
La gente le saludaba con una sonrisa mientras caminaba hacia su trabajo. Simón les correspondía de igual manera, con naturalidad. Si los conocía o no, no tenía relevancia. Los pájaros entonaban alegres canciones, música de fondo de una tonadilla de risas de ciudadanos anónimos. El sonido de los besos y el de los claxon de los automóviles para saludar a algún vecino o amigo, se unían a esa tonadilla que inundaba la ciudad. Los abrazos por doquier, .las parejas más variopintas demostrando su amor sin recelos ante los sonrientes viandantes, las parejas de ancianos bailando en medio de la plaza al son de alguna hermosa melodía que sólo ellos escuchaban, parecían formar una coreografía que encajaba a la perfección con la tonadilla.
Ya en la oficina, todo era cordialidad. Tanto, que a Simón no le resultaba fácil distinguir las jerarquías, dado el grado de cooperación entre los empleados, sus compañeros. Si surgía un problema, de inmediato se juntaban todos y encontraban la solución. Las horas pasaron tan rápido que el timbre de final de jornada sorprendió a Simón.
Apetecía caminar bajo la luz mortecina del sol, de vuelta a casa. Apetecía percibir esa extraña energía que flotaba, invisible pero casi palpable, en el ambiente. Por más que lo intentaba, no era capaz de ver un mal gesto, de escuchar una palabra malsonante o incluso negativa. Daba la impresión de que su mente había guardado, bajo siete llaves, todos aquellos pensamientos deprimentes del pasado. Un pasado reciente, de menos de 24 horas.
El mejor día de la vida de Simón llegaba a su fin. Casi deseaba sentir pena porque se acabara. Pero era incapaz de sentir nada negativo. ¿Y si había sido sólo un sueño? ¿Y si, al día siguiente, se despertaba triste, agobiado, desesperanzado? ¿Y si volvían a aparecer las ojeras? ¿Y si sus ojos perdían el brillo y su piel se tornaba cuarteada de nuevo? Daba igual. Había experimentado la felicidad verdadera. Y la había compartido con los demás.
Con una espontánea carcajada, se sumió en un profundo sueño sin pesadillas.
Madrugada del miércoles
“… living life in peace…”
O piña o piñones 2.0 se alimenta de vuestros comentarios, «o piñones», críticas y alabanzas. Cuando marcáis un «Me gusta», seguís el Blog, lo compartís en las redes sociales…, lo hacéis más y más grande y permitís que cada vez más personas se cuestionen algo más que lo mundano y superficial del día a día. Y Él os lo agradece, porque Él necesita de vosotr@s para sobrevivir tanto como vosotr@s necesitáis de Él para alimentar vuestra ansia de literatura.
¡Seguid dándole de comer!
Nominado en varios apartados, un honor. ¡Gracias!
Madrugada del martes Simón no durmió bien. Vueltas y más vueltas sobre la cama, sudores fríos… Algún que otro grito se escapó en medio de la noche, desde lo más profundo de su garganta. “Imag…
Origen: Imagine
La semana pasada, ojeando el periódico encontré en la sección de «Anuncios por palabras» este anuncio:
https://oskartel.com/wp-content/uploads/2015/12/09788-anuncio.jpg |
Busqué el bálsamo durante días sin exito.
¿A alguien se le ocurre dónde puede estar?
Razón: aquí abajo.
Gracias.
El temblor me hizo despertar. Todavía adormecido, apenas pude saber qué ocurría. El estruendo de las paredes desquebrajarse a mi alrededor era ensordecedor. Inconscientemente me lanzé al suelo y, en medio de la polvareda que me ahogaba y me cegaba, me arrastré a duras penas debajo del colchón, donde pensé que estaría a salvo. Me equivoqué.
Podía oir con horror cómo los cascotes caían sobre la cama, mientras todo se movía. El estómago giraba loco, los pulmones ardían por la falta de oxígeno en ese ambiente cada vez más envenenado de ladrillo y escayola pulverizados. La cama cedió y me rompió la espalda. El dolor fue como un latigazo y después… nada. La naturaleza me azotaba con su brazo implacable y vengador mientras yo me rendía a su justicia. Lo último que sentí fue una lágrima furtiva deslizándose por mi mejilla de pena por ella, por no haberla amado como se merecía…
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http://www.planetacurioso.com/wp-content/uploads/2011/03/terremotos-escala.jpg |
Todos tenemos un vecino raro. Un vecino que apenas te saluda cuando coincides con él en el ascensor y que se te queda mirando fijamente, como escaneándote, y tu piensas…»Este tipo… parece de otro planeta».
El otro día, al abrir el buzón para revisar mi correspondencia, me encontré una nota escrita con sangre que decía así:
Soy un alienígena,
vivo en tu ciudad.
Te veo cada día
cuando vas a trabajar.
Observo tus andares;
cuando vienes, cuando vas.
Detecto tus pesares,
tengo esa habilidad.
Conozco tus defectos,
escudriño tu cabeza;
adivino tus deseos,
he aprendido tus flaquezas.
Analizo sentimientos,
compilando los datos;
poco a poco comprendiendo
vuestros puntos flacos.
Sois seres inferiores,
egoístas y macabros;
ávidos de atenciones
sin ofrecer nada a cambio.
Un repaso a vuestra historia:
siempre guerras entre bandos,
buscando falsa gloria.
¡Estáis ya condenados!
Vine aquí a destruiros,
vine aquí a masacraros…
Creo que vosotros mismos,
me ahorraréis el trabajo.
No volví a ver jamás a mi vecino…