Esta poesía trata de lo irónico de estar globalmente conectados gracias a la tecnología y, sin embargo, seguir aislándonos cada vez más.
Es algo muy extraño
es algo muy curioso
estamos comunicados
de mil maneras y modos.
Cara a cara no hablamos
solo redes sociales
poco a poco olvidamos
hábitos verbales.
Ya no escribimos
con corrección
ya no salimos
de la habitación.
Nos aislamos
para comunicarnos
sin comunicarnos
nos quedamos.
Enviamos fotos, chateamos
sin ningún fondo,
la red utilizamos
para ver porno.
Una red vacía
llena de paja
una red fría
que nos engancha.
Un gran invento
infrautilizado
en un gran cuento
cibernavegamos.
¿Qué ocurriría
si nos desconectamos?
¿Alguien viviría
feliz y sosegado?
Tengo mis dudas
al respecto
no encuentro cura
en el prospecto.
Esta ciberlocura
no entiende de edades
el alma anula
a hijos y a padres.
Ya no se charla
entre cervezas
ya no se habla
de nuestras penas,
de cosas vanas
solo chateas.
La ciberlocura atonta el cerebro
crea adictos a su juego
que sagaz entra en tu vida
tu raciocinio domina
hasta dejarte vacío.
Llena tu mente de sandeces
que como ciertas te las crees
hasta ahogarte en su río.
Debemos convertir
la ciberlocura en cibercordura,
lo podemos conseguir
usando la red con mesura.
Poema incluido en «Esencias de una vida».
Si os gusta el poema y queréis más, podéis adquirir el libro en la web de Ediciones Dauro – Esencias de una vida
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...